Por Jorge
Villalba Digalo
El Sindicato
de Periodistas del Paraguay se ha convertido en una organización que no existe
en la vida gremial, económica, política, cultural y social de nuestro país. Los acontecimientos que
se suceden en la nación son para nuestra
dirigencia como si ocurrieran en otro planeta.
La prueba de
ellos es que el Sindicato de Periodista ni siquiera fue capaz de debatir con
los asociados los últimos acontecimientos políticos que culminaron con un claro
GOLPE DE ESTADO, removiendo el mediocre gobierno de Fernando Lugo. Pero, la
cosa no acaba ahí, ahora resulta que los trabajadores tenemos como “representante” ante el Consejo del IPS nada menos que a Jorge Alvarenga,
quien fuera miembro de la Junta de Vigilancia del Banco Nacional de
Trabajadores (BNT). Es decir, fue uno de los cómplices del vaciamiento del
banco obrero, que de no ser por la debilidad de la Coordinadora de Aportantes
al BNT y de la justicia paraguaya hoy debería estar en la cárcel. Y sin embargo, el Sindicato de Periodistas del Paraguay
nuevamente ni se ha dado por enterado.
A los compañeros que están contentos porque el Sindicato tiene una filial más en el interior y que argumentan que la organización crece, quiero decirles que la fuerza de un sindicato no se mide por la cantidad de filiales, sino por la influencia que tiene la organización en las decisiones de las empresas y en las decisiones que toman los gobiernos. En ese sentido, el Sindicato de Periodistas no solamente no influye en absoluto en las decisiones que se toman en las empresas y en el gobierno, sino que no existe la más mínima posibilidad de que así sea, porque el Sindicato de Periodistas es un sindicato sin propuestas políticas, económicas y sociales. Está muerto.
El sindicato es apenas una organización asistencialista, en donde se prioriza el apoyo a los compañeros que están dispuestos a votar por la burocracia enquistada en el poder hace varios años. Es por eso que tenemos, por un lado, un Sindicato que no aporta absolutamente nada a la discusión de los grandes temas nacionales y es incapaz de influenciar en las decisiones de las patronales y el gobierno, y por otro lado, tenemos una conducción que no es nada fácil de doblegar en las urnas debido al manejo clientelista de la organización. Esas son las dos caras del Sindicato de Periodistas del Paraguay.
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