Jorge Villalba Digalo
El Ministro Manuel Ferreira propone dejar de lado el impuesto a la exportación de
soja y que a cambio se implemente el IVA agropecuario. Es decir, que los sojeros
sigan sin pagar impuestos y que la nueva carga para aumentar la recaudación sea
trasladada a los más pobres, que de hecho son quienes más contribuyen con la recaudación fiscal. No hay
que olvidar que el sector agropecuario contribuye con apenas del 2,5% en la
TOTALIDAD de los ingresos fiscales, mientras participa del 28% del PIB. (Ver
enlaces).
Las argumentaciones para oponerse a la implementación del
impuesto a la exportación de soja son 1) Que no habrá aumento de las
recaudaciones porque disminuirá el área de siembra 2) Que el tributo por ser
muy focalizado será recesivo.
Ambas afirmaciones no pasan de ser un sofisma.
El
rinde promedio de la soja es de 2, 8 toneladas por hectárea en los últimos
años. El precio actual de la soja ronda los 520 dólares por tonelada, por lo
que el ingreso bruto de la actividad se puede estimar en 1.400 dólares por cada
hectárea. El costo de producción por
hectárea de soja es de solamente 500 dólares, por lo que la utilidad líquida que
se obtiene por cada hectárea sembrada es de nada menos que 900 dólares.
En
consecuencia, si tenemos que cada hectárea de soja rinde líquido alrededor de
900 dólares por hectárea de aplicarse la tasa máxima prevista del 10%, el
empresario de la soja tendrá que destinar, de su ganancia, al impuesto nada
más que 140 dólares por cada hectárea
sembrada.
De
esta manera le quedará líquido, luego de pagar incluso el nuevo impuesto, 760 dólares por cada hectárea producida, lo
que equivale a una rentabilidad del 54% sobre la facturación bruta!.
Nada
rinde como la soja. La prueba está en que de las 3,2 millones de hectáreas dedicadas
a la agricultura 2,8 millones son de soja. De hecho en la Argentina, con
impuestos internos y costos de producción más elevados la soja paga 35% sobre
el precio de venta al mercado externo y en los últimos años el cultivo de la soja
sigue creciendo.
La afirmación
del ministro Ferreira de que no va aumentar la recaudación porque disminuirá la
siembra no resiste el menor análisis. Es una expresión hueca, que no tiene ningún
fundamento.
Es más,
incluso disminuyendo el área de siembra, lo que muy improbable, aumentará la recaudación,
ya que se trata de un nuevo impuesto a un sector con gran capacidad contributiva
que paradójicamente es uno de los que menos viene contribuyendo al fisco. El
impuesto a la exportación de soja es fácil de controlar, de bajo costo y
altamente recaudador. Bastara con controlar a una decena de transnacionales
para obtener casi el 100% de su potencial recaudador.
En
cuanto a que el impuesto por ser muy focalizado será recesivo, esta es otra expresión
que no ha sido fundada por el ministro Ferreira. En realidad, la propuesta de
la aplicación del IVA agropecuario es la receta recesiva, se sacarán recursos
fundamentalmente de los sectores pobres y medios de la población, quienes
destinan la totalidad de sus ingresos al consumo dinamizando la demanda
interna.
Mientras que el impuesto a la soja recaerá sobre
unos pocos empresarios, no hay que olvidar que 5.000 productores de soja concentran casi el 90% de la riqueza producida
por el sector, conforme al Censo Agropecuario Nacional del 2008. Los
empresarios no van a disminuir su consumo como consecuencia del impuesto, por
lo que no habrá ningún efecto recesivo y tampoco disminuirán sus inversiones en
una actividad que aún con el impuesto seguirá siendo una de las más rentables
de todas.
Ferreira
ha sido siempre funcional a los intereses sojeros y hasta su llegada a Hacienda
era parte de Desarrollo en Democracia, una organización financiada por la Cámara
Paraguaya de Exportadores de Cereales y Oleaginosas. No hay que hay que olvidar
que el ministro Ferreira en su momento ha recurrido a falsear información sobre
la cantidad de fósforo en las tierras argentinas y la productividad sojera del
vecino país, para decir que allá era sostenible el impuesto pero aquí no.
Además,
en su momento admitió cajonear datos oficiales de la contribución fiscal del
sector agropecuario y defendió sus estimaciones de escritorio afirmando que el
sector agropecuario es el que más impuestos paga. Y ni siquiera se puso
colorado. El ministro Ferreira no merece la confianza de la ciudadanía, no por
defender los intereses sojeros, sino porque lo hace recurriendo a la mentira. Los
que se fijan bien en Ferreira hasta pueden notar claramente que le crece la
nariz.
ENLACES.
IRRISORIO APORTE FISCAL.
MAS INDIGENTES.
INMOBILIARIO PAGADO ES MENOS QUE UNA
GASEOSA.
STIGLITZ RECOMIENDA GRAVAR LA SOJA Y
LA CARNE.
NICANOR REGALA 200 MILLONES DE
DOLARES A SOJEROS Y GANADEROS, DE LOS CUALES160 MILLONES DE DOLARES ERAN PARA
REFORMA AGRARIA.
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