jueves, 11 de agosto de 2011

Empresarios disfrazados de campesinos.

Héctor Cristaldo afirma que el impuesto a la exportación de soja pagará el productor, el campesino, el que planta la soja, por poco no nos pinta un campesino descalzo con sombrero pirì y machete.


En realidad, el 87% de la superficie de la soja cultivada está asentada en alrededor de  apenas 5.000 explotaciones de propiedad de EMPRESARIOS (pequeños, medianos y medianos), con más de 100 hectáreas!!.

Los grandes empresarios propietarios de 480 fincas,  con más de 1.000 Has cada una,  concentran el 44% del área destinada al cultivo de soja y consecuentemente  de la riqueza producida, la que el año pasado estuvo alrededor de  2.500 millones de dólares.

Lo que da la pauta del alto grado de concentración de la riqueza de esta actividad agrícola mayoritariamente EMPRESARIAL.


El Movimiento Nuevo Perfil apoya gravar la exportación de soja, aunque considera que la ley debe exonerar del tributo a los pequeños productores, aquellos con  menos de 100 hectáreas,  a quienes les queda solamente el 13% de las tierras destinadas al cultivo de la soja.


El sector agropecuario, que participa en alrededor del 27% del PIB, sin embargo, participa apenas en 2,5% de los ingresos tributarios!.

En consecuencia, gravar las exportaciones de soja no solamente alentará una mayor industrialización y mayor empleo, sino que es una cuestión de justicia tributaria y de obtención de recursos para redestinarlo a los diversos fines del Estado. El desafío del proyecto de ley está en asegurar los mecanismos para que estos recursos no vayan a parar nuevamente a gastos corrientes. El dinero debería ir a financiar fundamentalmente infraestructura en salud, educación, viviendas y caminos.  




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